"Así, en tal extremo de enardecimiento, el
"Así, en tal extremo de enardecimiento, el viajero es sorprendido por la ciudad de La Paz . Desde el borde cortado del altiplano se contempla en una hoyada increíble la sonriente y épica ciudad. Ella, su luz inolvidable, sus dulces árboles, las torres y dentadas murallas de greda que la circundan, calman e iluminan el alma del viajero. El lenguaje profundo de la gran ciudad produce una especie de ordenamiento interior. Los hirvientes y desgarradores paisajes de los Andes agitados por las tormentas de verano que el viajero contempló, se aquietan, toman un lugar claro en la memoria, a la vista de la ciudad. "
José María Arguedas; Señores e indios